jueves, 9 de febrero de 2012

En tiempos de despedidas...

En tiempos de despedidas, es difícil decir adiós.

Es difícil decir adiós cuando personas queridas se marchan lejos, despedirte con una sonrisa en los labios y lágrimas en los ojos, prometiendo un "volveremos a vernos", preguntándote si realmente esto podrá ser, y cuando.

Están siendo tiempos de despedidas para mi, y para nosotros.

Para mi, pues dos seres muy próximos y queridos se han ido lejos, muy lejos. Sergi, mi hermano, a Perú. Juan, tu, mi otra mitad, a Shanghai. Es curioso, las vueltas que da la vida. En septiembre me fui yo a Bucharest, siendo yo la que se alejaba, siendo yo la que os dejaba. Quién nos iba a decir que en febrero, justo el mismo fin de semana, os marcharíais uno a cada punta del mundo, dejándome a mi aquí, alejándoos ahora vosotros de mi. Pero, hoy en día, es lo que toca. Quedarse en España sin trabajo no tiene ningún sentido, y creo que ambos habéis escogido la opción correcta al iros, a muy pesar mío. Me alegro tanto por vosotros, que el dolor queda ensombrecido por la esperanza de un futuro mejor para ambos. El tiempo pasa rápido, pero la experiencia que obtendréis permanecerá en vuestras vidas para siempre.

Sí, estoy filosófica. Será de frikis escribir, será de frikis escribir a las 4 de la mañana, mientras en la cocina de la residencia hay montado un pequeño festín. Pero ya sabéis, los que me conocéis, que la "inspiración" suele venirme de madrugada, y que cuando me viene necesito escribir. Dejar correr mis manos por el teclado, así, sin pensar, simplemente escribir lo que siento.

También son días de despedidas en Belvedere. Se ha acabado el primer semestre y, con ello, el erasmus de muchos de mis compañeros. Parece mentira. Cierro los ojos y recuerdo perfectamente el día en que conocí a cada uno de ellos. Las primeras impresiones, siempre tan banales. Los primeros grandes momentos, los segundos y todos los que han venido después. Parecía que el tiempo no corría mientras estaban aquí, que cada día te los encontrarías en la cocina, que cada noche te despedirías de ellos con un "hasta mañana!". Pero no. De repente, llega el final. "Mañana nos vamos", pasado mañana ya no estarán aquí. Y es aquí cuando te das cuenta de que el tiempo, traidor, sí que corría mientras pensábamos que no; de que los días pasaron sin apenas darnos cuenta; de que, como siempre, todo llega a su fin.

Y sabe mal, pero sabíamos que tarde o temprano iba a pasar. Así que hay que quedarse con los buenos momentos que hemos pasado juntos con ellos, y dar la bienvenida a los nuevos!

Pequeño festín en la cocina.



Eso es todo por hoy! Una entrada algo diferente, más emotiva que otra cosa, pero por ahora no hay nada más a explicar.


Un abrazo a todos!

miércoles, 1 de febrero de 2012

Viaje a Chisinau, República Moldava

Como dije, ahora que tengo tiempo, voy a explicaros los viajecillos que hice en antes de las vacaciones de Navidad. Sólo son dos, tampoco creais que me paso la vida viajando (ojalá!).

Hoy toca el primero de ellos, el viaje que hice a Chisinau, capital de República Moldava, con Juan.

Todo fue bastante precipitado. Juan y yo queríamos hacer un viaje a un país vecino de Rumanía, pero no sabíamos cual. Entre unos y otros, mirando hostales, precios y opiniones de distintos viajeros, decidimos visitar Chisinau.

Wikipedia: República Moldava tiene una historia interesante: En 1940 se formó la RSS de Moldavia. En 1941 Rumanía, aliada de la Alemania nazi, participó en la invasión soviética y se apoderó de Moldavia. Pero, en acabar la Segunda Guerra Mundial, en 1945, la URSS la recuperó y reorganizó la RSS Moldava. En 1991, tras la disolución de la URSS, pasó a ser República de Moldavia y se declaró independiente.

Debido a esta historia, en República Moldava tienen como idiomas oficiales el moldavo y el ruso, cosa que no sabíamos hasta que fuimos y vimos que la mayoría de los carteles, el cine, etc, estaban en ruso. Qué curioso!

Centrándonos en el viaje: Como iba diciendo, todo fue muy precipitado. Tanto, que tuvimos que ir corriendo a la estación de trenes de Bucharest, Gara de Nord, hacer todo el FOLLÓN (los rumanos tienden a hacerlo todo muy complicado..) para conseguir los billetes, volver a casa, reservar un hostal, hacer una pequeña mochila con lo suficiente para subsistir 4 días sin parecer gitanos y salir corriendo, pero corriendo de verdad, otra vez a Gara de Nord para coger el tren. Ahora, pensándolo, no deja de ser un buen recuerdo, pero en aquel momento, cuando tienes los billetes recién comprados en las manos y ves que se te va a escapar, lo pasas mal.

Así, finalmente, cogimos el tren el miércoles 30 de noviembre a las 19:00h, con la esperanza de que las 14 horas que nos esperaban de viaje pasaran tan rápido como nosotros habíamos ido para poder cogerlo.


Tuvimos suerte, pues pensábamos que habíamos comprado el billete sin cama, pero resultó ser que sí. Esta es la cabina donde pasamos la noche, tanto en el viaje de ida como de vuelta. Al ir fuimos con dos chicos más, a la vuelta solos.

El viaje en tren fue, si más no, curioso. Tras unas cuantas horas disfrutando del paisaje y buena compañía, ambos nos quedamos dormidos intentando tener nuestras propiedades bien sujetas a nosotros, nunca se sabe quién puede venir a robarte! Y cuando ya estábamos en un sueño profundo, llegamos a la frontera. Yo no sabía que para pasar la frontera, hay que pasar la frontera de ambos países, es decir, primero tuvimos que pasar la rumana y luego la moldava. Estuvimos dos horas en total. En ambas nos pidieron el pasaporte y comprobaron que no fuera falso. En la frontera moldava, los guardias iban vestidos a lo ruso, con uniforme y el sombrero de estos de pelo enormes. Lo que llevó más tiempo fue el cambio de las ruedas del tren, pues el ancho de vías de Rumanía y Moldavia es distinto, así que cogieron el tren, vagón por vagón, y nos fueron cambiando las ruedas.

Finalmente, llegamos a Chisinau el jueves a las 9 de la mañana. La primera impresión, al ver la estación de trenes, fue muy buena. De hecho, después de 3 días en la capital, me dí cuenta de que es lo mejor que tienen.

No tengáis en cuenta la cara de recién levantados, por favor. Como veis, todas las escaleras eran enormes y de mármol, era realmente impresionante.


Pero no todo era perfecto. Después de aguantar mis necesidades urinarias durante unas cuantas horas, pues el lavabo del tren era mejor visitarlo poco, fuimos a los lavabos de la perfecta estación de trenes y, qué encontramos? esto:

Un agujero en el suelo!!

Juan es testigo del asco que me dio aquello, no sólo el agujero en el suelo, sino el desagradable olor que éste desprendía. Tuve hasta náuseas. Comparado con aquello, el lavabo del tren era digno de ser un lavabo Real.

Pero, como siempre dice mi padre, uno tiene que amoldarse a lo que hay, y así hice.

Estábamos en el centro de la ciudad. Dimos una pequeña vuelta y decidimos ir al hostal aprovechando que era de día, un poco situado en las afueras,  para ver donde estaba, dejar las mochilas, etc. El hostal, como ya he comentado antes, fue sacado por Internet a toda prisa. Miramos un par de comentarios, pero no vimos ni siquiera una foto.

Fue como una película de terror, y eso que era de día, menos mal! Centrados en nuestro mapa de la ciudad, fuimos andando, andando, andando hasta que llegamos a la calle donde se encontraba el hostal. Aquello no tenía pinta de ser el típico lugar donde puedes encontrar el típico hostal. Todo eran bloques de pisos comunistas, enormes, parecido a la Mina de Barcelona. Bloques de cemento con infinitas ventanas, entre los cuales se encontraban pequeños parques con columpios, usados de tendederos para la ropa. La gente por la calle nos miraba mal. Finalmente, llegamos a nuestro bloque. "Esto es un hostal? No jodas!" En la dirección, teníamos apuntado el piso y la puerta. No había cojones de entrar y subir aquellas escaleras. Nos lo estuvimos pensando un rato.


Bloque de pisos..

Juan, el valiente. La puertecita azul es la entrada al bloque de pisos y, consecuentemente, al hostal.
Entre bloque y bloque, los columpios se usan de tendedero.
 
 
-"Qué hacemos? Tiene que ser aquí, o nos hemos quedado sin hostal."
-"Yo aquí no entro!" Vete a saber lo que hay ahí dentro.."
-"Venga, voy a acercarme a mirar"
-"No me dejes aquí sola! Voy contigo..!"

Al final nos acercamos a la puerta pequeña y destrozada que hacía de puerta principal del bloque. Madre mía, la escalera daba puro asco, los buzones estaban destrozados..


Ascensor. No nos atrevimos a usarlo nunca, a pesar de ser una quinta planta.

Escaleras principales.


Todas las ventanas estaban asquerosas, de una especie de "pintura" marrón, que preferimos no saber qué era.
Los buzones!

Subiendo las escaleras, poco a poco, con miedo, nos preguntábamos qué nos estaría esperando arriba, en la quinta planta, en el hostal. Un asesino en serie? Un grupo de traficantes? Unos ocupas drogadictos?  Llegamos. La puerta parecía ser más nueva que el resto, eso nos tranquilizó. Picamos al timbre, y esperamos....... Volvimos a picar, con insistencia. Esperamos.. De repente se escucha un ruido, alguien ha abierto la puerta interior. Le agarro la mano bien fuerte a Juan, "tengo miedo!" Se abre la puerta, poco a poco, y...  aparece una adorable viejecita!! Preguntamos: "Hostel?". Nos respondió con una amable sonrisa, pues no hablaba inglés, y nos invitó a pasar. Sí, aquello era la casa de una pobre anciana, cuya hija, por sacar un dinerillo, alquila una de las habitaciones a los huéspedes. La hija, una mujer soltera de unos 50 años, pasaba de vez en cuando a saludar a su madre.

Habitación, llena de moquetas.

  
El Hostal se llama Hostal Buiucani, y nos salió por 12 €/noche/persona. Un poco caro por ser lo que era, pero era de los más baratos de la capital. El trato fue en todo momento muy cordial y amable, nos ofrecieron un mapa de la ciudad, nos recomendaron sitios donde comer y cenar, y la anciana nos preparaba el desayuno todas las mañanas. No tenemos ninguna queja. Simplemente, no vas con esa idea en mente, entonces no te esperas un hostal en medio de aquel panorama. Pero una vez dentro, todo estaba bien. Lo único malo era la situación, pues de noche el barrio daba más miedo de lo normal. Bajábamos del autobús que nos dejaba en la zona y nos poníamos a andar rápido y en silencio, para que nadie nos escuchara hablar en idioma extranjero, por si acaso.

En Chisinau vimos dos tipos de transporte público: Los trolebuses, más viejos que Matusalén, cuyas puertas apenas cerraban y donde no había maquinita para pasar el tiquet, sino que pasaba una chica y nos cobraba uno por uno; y los "taxi-buses" o transporte sin nombre, unas furgonetas blancas con un numerito que siguen una ruta determinada, tu te subes y le pagas al conductor.



Taxi-furgoneta



Trolebús

El trolebús nos llevaba de la zona donde teníamos al hostal al centro, recorrido que también podíamos hacer a pie andando 30 minutos, pero por el precio que tenía salía a cuenta cogerlo.

Los precios de República Moldava son más bajos incluso que en Rumanía, lo que nos permitió llevar una vida de todo lujos durante los 3 días de nuestra estancia. Comimos y cenamos cada día en los mejores restaurantes de la ciudad: "La Placinte" y el "Andy's Pizza". Ambos son cadenas que pertenecen a los mismos dueños, puedes encontrar 3 o 4 de cada uno distribuidos por la ciudad. En el primero, La Placinte, sirven comida típica moldava; mientras que en el Andy's Pizza encuentras pizzas y comida tipo fast-food. Tanto la calidad como los precios eran excelentes.


Comida de La Placinte, típica moldava, buenísima!

Interior de uno de los restaurantes La Placinte

Cerveza Moldava, en el Andy's Pizza. Si os fijáis, el cartel de detrás está escrito en ruso.

También una noche especial, pues celebrábamos nuestro !quinto aniversario!, nos permitimos el lujo de cenar en un resaurante japonés muy pijo. Todo estába buenísimo y nos salió por menos de 10 € a cada uno.

ñaaammm!!


La ciudad en sí no tiene mucha cosa. Se basa en una calle principal, la calle Stefan cel Mare, donde se encuentra el pequeño arco de triumfo, el teatro, el cine, el ayuntamiento y todos los edificios que puedan resultar mínimamente interesantes a los ojos del turista.











Un héroe! Y el de la estatua también, Stefan cel Mare.

El Arco de Triumfo es diminuto.

Fuera de la calle principal, lo único que merece la pena visitar, y realmente vale la pena hacerlo, fue el mercado. Es impresionante! Nunca había visto un mercado de tamaño similar, es enorme, y se puede encontrar de todo. Carne, pescado, verduras, juguetes, ropa, electrodomésticos, .... Todo en un laberinto de tiendas bajo una capa de plástico, donde la gente se mueve de un lado a otro en busca de la mejor "ganga". Allí se observa realmente la cultura moldava.








Si vais a Chisinau, no podeis dejar de visitar este mercado. Creo recordar que lo hacen cada día excepto los domingos, y para encontrarlo solo tienes que seguir la muchedumbre.

Otra cosa a comentar, la  moneda. En Moldavia funcionan también con Leis, pero no leis rumanos, sino leis moldavos. Un Euro equivale a 15 Leis moldavos. Aquí teneis la imagen de como son:


Leis Moldavos.

Esta fue nuestra experiencia a República Moldava, un país que no te deja indiferente. Después de dos días y medio recorriendo las calles de Chisinau, volvimos al tren el cual, después de 14 horas de viaje, nos dejaría de nuevo en Bucharest.

Fue un viaje diferente, donde más que disfutar de la belleza del entorno, disfrutamos de la experiencia, momentos y de la compañía que nos dimos el uno al otro, cosa que echaré de menos estos 6 meses que me esperan en Bucharest, sin ti.

Hasta aquí por hoy!

Un abrazo a todos, y uno enorme para ti.


lunes, 30 de enero de 2012

Bienvenida al frío

Holaaa!!

Hacía tanto tiempo que no escribía que ya no me acuerdo ni de como se hacía..

Bueno, ya vuelvo a estar aquí, en mi queridísima Bucharest! Donde todo es diferente, donde tengo un dulce hogar, donde hace un frío despiadado, donde los perros ladran sin cesar y los pajaritos cantan,.. en fin, al grano!


Escribí la última vez pensando volver a escribir desde España durante las vacaciones de Navidad, pero, como siempre, el tiempo vuela y todo queda sin hacer. En general, las vacaciones fueron bien: familia, amigos, buenas comidas, buenos regalos, ... nada importante a destacar. Pero todo se acaba, y ya cuando empezaba a acostumbrarme de nuevo a mi vida en Barcelona, me tocó irme otra vez. Ahora ya hace dos semanas que estoy en Bucharest, dos semanas que se han pasado largas, monótonas y bastante aburridas.

Como algunos ya sabreis, es época de exámenes. Y, qué se puede decir de los exámenes erasmus en la ASE? Sinceramente, no ha sido como esperaba que fuera. Antes de hacer el erasmus, siempre había escuchado hablar a la gente, de que a los erasmus te lo ponen muy fácil, de que si no vas a clase en todo el semestre y ni te presentas al examen te aprueban igual,... mentira!! Es cierto, que esto no es como Barcelona. Puedes saltarte algunas clases, puedes no hacer los trabajos a la perfección, pero está claro que hay que hacer algo para aprobar.

Así que, desde que llegué, pasé las dos primeras semanas estudiando, igual que toda la residencia. No salimos de fiesta, no salimos a pasear, solo estudiábamos! La residencia estaba fría y silenciosa, no se veía a nadie por los pasillos, todos estaban en sus habitaciones. Era tan deprimente.. Pero, a la vez, tenía su parte positiva. Sabiendo que todo el mundo estaba estudiando, no era difícil ponerse (ya sabéis que me cuesta ponerme..), luego podías ir a otra habitación a consultar dudas, o hacíamos un "break" juntos para tomar una café en la cocina. Y así, poco a poco, fueron pasando los días y, con ellos, los exámenes.

Los exámenes no son especialmente difíciles. Eso sí, parece que vayas a examinarte para unas oposicones o algo así, menudo espectáculo! En todos los exámenes, para distribuir a los alumnos en el aula, les llaman en orden alfabético! Nunca me habían hecho eso a mi en España! Luego casi siempre nos meten una charla de 10 minutos, de que si copiamos nos expulsan de la universidad, que si tal, que si cual, ... en fin, que lo único que consiguen es poner a la gente más nerviosa.

Ahora, tan solo queda esperar las notas, y disfrutar las PEDAZO vacaciones que tenemos hasta el 20 de Febrero!!


Lo que todos me preguntais: Cómo llevas el frío? Pues la verdad es que hace un poco de fresco, solemos estar entre -8º y -20º !! Pero, creedme, no es tan malo. Cuando me dijeron que los inviernos en Rumanía rondaban esas temperaturas pensaba que me iba a morir del frío, pero no, no es para tanto! Aquí el frío es muy seco, no se te mete en los huesos como suele pasar en Barcelona.  

Recomendación: Por si alguien de los que me lee tiene pensado hacer erasmus en Bucharest, recomiendo llevar una prenda fina debajo de la ropa (camiseta manga corta, un jersey finito,...) y  nada de camisetas térmicas, a no ser que el plan sea pasar mucho tiempo en la calle (turismo, etc). Hay que pensar en el calor que hace dentro de los locales, de la universidad, ... que llegas super abrigado y te poner a sudar como un pollo. Eso si: muy imprescindible llevar guantes, bufanda y gorro/orejeras, si no quieres perder algunas partes de tu cuerpo.

Y sí, ha nevado muchisimo!! De momento yo estoy  muy emocionada con la nieve, me encanta! Sobretodo ver el paisaje todo blanco, poder tirar bolas de nieve a la gente.. pero también es un poco problemático, más que la nieve, el hielo! Hay que tener cuidado, pues ya se han caído unos cuantos españoles.. y lo sorprendente es que no me haya caido yo aún!

Os pongo algunas fotos para que veais:

Realmente emocionada con la nieve, el primer día que tuve que salir para ir a un examen.
Vistas desde mi ventana, el primer día de nive. Aun se puede ver un poquito el suelo!


La nieve cubre hasta el banco!
Vistas des de la cocina, ahora si que está todo nevado! Lo de los perros no está hecho a posta, es que es difícil no pillarlos "en acción".


Fiesta de celebración Fin de Examenes!


Pues eso es todo por hoy, sé que no es un  post muy interesante, pero por el momento, es lo que hay! Espero tener cosas más interesantes que contar próximamente.

Un abrazo enooorme a todos!!