miércoles, 1 de febrero de 2012

Viaje a Chisinau, República Moldava

Como dije, ahora que tengo tiempo, voy a explicaros los viajecillos que hice en antes de las vacaciones de Navidad. Sólo son dos, tampoco creais que me paso la vida viajando (ojalá!).

Hoy toca el primero de ellos, el viaje que hice a Chisinau, capital de República Moldava, con Juan.

Todo fue bastante precipitado. Juan y yo queríamos hacer un viaje a un país vecino de Rumanía, pero no sabíamos cual. Entre unos y otros, mirando hostales, precios y opiniones de distintos viajeros, decidimos visitar Chisinau.

Wikipedia: República Moldava tiene una historia interesante: En 1940 se formó la RSS de Moldavia. En 1941 Rumanía, aliada de la Alemania nazi, participó en la invasión soviética y se apoderó de Moldavia. Pero, en acabar la Segunda Guerra Mundial, en 1945, la URSS la recuperó y reorganizó la RSS Moldava. En 1991, tras la disolución de la URSS, pasó a ser República de Moldavia y se declaró independiente.

Debido a esta historia, en República Moldava tienen como idiomas oficiales el moldavo y el ruso, cosa que no sabíamos hasta que fuimos y vimos que la mayoría de los carteles, el cine, etc, estaban en ruso. Qué curioso!

Centrándonos en el viaje: Como iba diciendo, todo fue muy precipitado. Tanto, que tuvimos que ir corriendo a la estación de trenes de Bucharest, Gara de Nord, hacer todo el FOLLÓN (los rumanos tienden a hacerlo todo muy complicado..) para conseguir los billetes, volver a casa, reservar un hostal, hacer una pequeña mochila con lo suficiente para subsistir 4 días sin parecer gitanos y salir corriendo, pero corriendo de verdad, otra vez a Gara de Nord para coger el tren. Ahora, pensándolo, no deja de ser un buen recuerdo, pero en aquel momento, cuando tienes los billetes recién comprados en las manos y ves que se te va a escapar, lo pasas mal.

Así, finalmente, cogimos el tren el miércoles 30 de noviembre a las 19:00h, con la esperanza de que las 14 horas que nos esperaban de viaje pasaran tan rápido como nosotros habíamos ido para poder cogerlo.


Tuvimos suerte, pues pensábamos que habíamos comprado el billete sin cama, pero resultó ser que sí. Esta es la cabina donde pasamos la noche, tanto en el viaje de ida como de vuelta. Al ir fuimos con dos chicos más, a la vuelta solos.

El viaje en tren fue, si más no, curioso. Tras unas cuantas horas disfrutando del paisaje y buena compañía, ambos nos quedamos dormidos intentando tener nuestras propiedades bien sujetas a nosotros, nunca se sabe quién puede venir a robarte! Y cuando ya estábamos en un sueño profundo, llegamos a la frontera. Yo no sabía que para pasar la frontera, hay que pasar la frontera de ambos países, es decir, primero tuvimos que pasar la rumana y luego la moldava. Estuvimos dos horas en total. En ambas nos pidieron el pasaporte y comprobaron que no fuera falso. En la frontera moldava, los guardias iban vestidos a lo ruso, con uniforme y el sombrero de estos de pelo enormes. Lo que llevó más tiempo fue el cambio de las ruedas del tren, pues el ancho de vías de Rumanía y Moldavia es distinto, así que cogieron el tren, vagón por vagón, y nos fueron cambiando las ruedas.

Finalmente, llegamos a Chisinau el jueves a las 9 de la mañana. La primera impresión, al ver la estación de trenes, fue muy buena. De hecho, después de 3 días en la capital, me dí cuenta de que es lo mejor que tienen.

No tengáis en cuenta la cara de recién levantados, por favor. Como veis, todas las escaleras eran enormes y de mármol, era realmente impresionante.


Pero no todo era perfecto. Después de aguantar mis necesidades urinarias durante unas cuantas horas, pues el lavabo del tren era mejor visitarlo poco, fuimos a los lavabos de la perfecta estación de trenes y, qué encontramos? esto:

Un agujero en el suelo!!

Juan es testigo del asco que me dio aquello, no sólo el agujero en el suelo, sino el desagradable olor que éste desprendía. Tuve hasta náuseas. Comparado con aquello, el lavabo del tren era digno de ser un lavabo Real.

Pero, como siempre dice mi padre, uno tiene que amoldarse a lo que hay, y así hice.

Estábamos en el centro de la ciudad. Dimos una pequeña vuelta y decidimos ir al hostal aprovechando que era de día, un poco situado en las afueras,  para ver donde estaba, dejar las mochilas, etc. El hostal, como ya he comentado antes, fue sacado por Internet a toda prisa. Miramos un par de comentarios, pero no vimos ni siquiera una foto.

Fue como una película de terror, y eso que era de día, menos mal! Centrados en nuestro mapa de la ciudad, fuimos andando, andando, andando hasta que llegamos a la calle donde se encontraba el hostal. Aquello no tenía pinta de ser el típico lugar donde puedes encontrar el típico hostal. Todo eran bloques de pisos comunistas, enormes, parecido a la Mina de Barcelona. Bloques de cemento con infinitas ventanas, entre los cuales se encontraban pequeños parques con columpios, usados de tendederos para la ropa. La gente por la calle nos miraba mal. Finalmente, llegamos a nuestro bloque. "Esto es un hostal? No jodas!" En la dirección, teníamos apuntado el piso y la puerta. No había cojones de entrar y subir aquellas escaleras. Nos lo estuvimos pensando un rato.


Bloque de pisos..

Juan, el valiente. La puertecita azul es la entrada al bloque de pisos y, consecuentemente, al hostal.
Entre bloque y bloque, los columpios se usan de tendedero.
 
 
-"Qué hacemos? Tiene que ser aquí, o nos hemos quedado sin hostal."
-"Yo aquí no entro!" Vete a saber lo que hay ahí dentro.."
-"Venga, voy a acercarme a mirar"
-"No me dejes aquí sola! Voy contigo..!"

Al final nos acercamos a la puerta pequeña y destrozada que hacía de puerta principal del bloque. Madre mía, la escalera daba puro asco, los buzones estaban destrozados..


Ascensor. No nos atrevimos a usarlo nunca, a pesar de ser una quinta planta.

Escaleras principales.


Todas las ventanas estaban asquerosas, de una especie de "pintura" marrón, que preferimos no saber qué era.
Los buzones!

Subiendo las escaleras, poco a poco, con miedo, nos preguntábamos qué nos estaría esperando arriba, en la quinta planta, en el hostal. Un asesino en serie? Un grupo de traficantes? Unos ocupas drogadictos?  Llegamos. La puerta parecía ser más nueva que el resto, eso nos tranquilizó. Picamos al timbre, y esperamos....... Volvimos a picar, con insistencia. Esperamos.. De repente se escucha un ruido, alguien ha abierto la puerta interior. Le agarro la mano bien fuerte a Juan, "tengo miedo!" Se abre la puerta, poco a poco, y...  aparece una adorable viejecita!! Preguntamos: "Hostel?". Nos respondió con una amable sonrisa, pues no hablaba inglés, y nos invitó a pasar. Sí, aquello era la casa de una pobre anciana, cuya hija, por sacar un dinerillo, alquila una de las habitaciones a los huéspedes. La hija, una mujer soltera de unos 50 años, pasaba de vez en cuando a saludar a su madre.

Habitación, llena de moquetas.

  
El Hostal se llama Hostal Buiucani, y nos salió por 12 €/noche/persona. Un poco caro por ser lo que era, pero era de los más baratos de la capital. El trato fue en todo momento muy cordial y amable, nos ofrecieron un mapa de la ciudad, nos recomendaron sitios donde comer y cenar, y la anciana nos preparaba el desayuno todas las mañanas. No tenemos ninguna queja. Simplemente, no vas con esa idea en mente, entonces no te esperas un hostal en medio de aquel panorama. Pero una vez dentro, todo estaba bien. Lo único malo era la situación, pues de noche el barrio daba más miedo de lo normal. Bajábamos del autobús que nos dejaba en la zona y nos poníamos a andar rápido y en silencio, para que nadie nos escuchara hablar en idioma extranjero, por si acaso.

En Chisinau vimos dos tipos de transporte público: Los trolebuses, más viejos que Matusalén, cuyas puertas apenas cerraban y donde no había maquinita para pasar el tiquet, sino que pasaba una chica y nos cobraba uno por uno; y los "taxi-buses" o transporte sin nombre, unas furgonetas blancas con un numerito que siguen una ruta determinada, tu te subes y le pagas al conductor.



Taxi-furgoneta



Trolebús

El trolebús nos llevaba de la zona donde teníamos al hostal al centro, recorrido que también podíamos hacer a pie andando 30 minutos, pero por el precio que tenía salía a cuenta cogerlo.

Los precios de República Moldava son más bajos incluso que en Rumanía, lo que nos permitió llevar una vida de todo lujos durante los 3 días de nuestra estancia. Comimos y cenamos cada día en los mejores restaurantes de la ciudad: "La Placinte" y el "Andy's Pizza". Ambos son cadenas que pertenecen a los mismos dueños, puedes encontrar 3 o 4 de cada uno distribuidos por la ciudad. En el primero, La Placinte, sirven comida típica moldava; mientras que en el Andy's Pizza encuentras pizzas y comida tipo fast-food. Tanto la calidad como los precios eran excelentes.


Comida de La Placinte, típica moldava, buenísima!

Interior de uno de los restaurantes La Placinte

Cerveza Moldava, en el Andy's Pizza. Si os fijáis, el cartel de detrás está escrito en ruso.

También una noche especial, pues celebrábamos nuestro !quinto aniversario!, nos permitimos el lujo de cenar en un resaurante japonés muy pijo. Todo estába buenísimo y nos salió por menos de 10 € a cada uno.

ñaaammm!!


La ciudad en sí no tiene mucha cosa. Se basa en una calle principal, la calle Stefan cel Mare, donde se encuentra el pequeño arco de triumfo, el teatro, el cine, el ayuntamiento y todos los edificios que puedan resultar mínimamente interesantes a los ojos del turista.











Un héroe! Y el de la estatua también, Stefan cel Mare.

El Arco de Triumfo es diminuto.

Fuera de la calle principal, lo único que merece la pena visitar, y realmente vale la pena hacerlo, fue el mercado. Es impresionante! Nunca había visto un mercado de tamaño similar, es enorme, y se puede encontrar de todo. Carne, pescado, verduras, juguetes, ropa, electrodomésticos, .... Todo en un laberinto de tiendas bajo una capa de plástico, donde la gente se mueve de un lado a otro en busca de la mejor "ganga". Allí se observa realmente la cultura moldava.








Si vais a Chisinau, no podeis dejar de visitar este mercado. Creo recordar que lo hacen cada día excepto los domingos, y para encontrarlo solo tienes que seguir la muchedumbre.

Otra cosa a comentar, la  moneda. En Moldavia funcionan también con Leis, pero no leis rumanos, sino leis moldavos. Un Euro equivale a 15 Leis moldavos. Aquí teneis la imagen de como son:


Leis Moldavos.

Esta fue nuestra experiencia a República Moldava, un país que no te deja indiferente. Después de dos días y medio recorriendo las calles de Chisinau, volvimos al tren el cual, después de 14 horas de viaje, nos dejaría de nuevo en Bucharest.

Fue un viaje diferente, donde más que disfutar de la belleza del entorno, disfrutamos de la experiencia, momentos y de la compañía que nos dimos el uno al otro, cosa que echaré de menos estos 6 meses que me esperan en Bucharest, sin ti.

Hasta aquí por hoy!

Un abrazo a todos, y uno enorme para ti.


2 comentarios:

  1. Carla!

    Et felicito per l'entrada d'avui. Escriu més i més sovint perquè tens traça. De fet, moltes de les històries de Moldavia ens les va explicar el Juan i son tal i com les va dir ell (sense exagerar, clar).

    Gaudeix de les vacances i abriga't!

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  2. Hola chicos! ¿Cuánto os costó más o menos el billete de tren? En Leis también me vale :P Un saludo!

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